Soneto XLIII

 A mi Sra. D.ª Dolores Perinat de Pacheco

¡Lo que puede el tiempo!

1848


Volviome loco una mujer hermosa
diez lustros ha: lloré, seguí su huella,
vi el soberano bien cifrado en ella,
y ensalcé su beldad en verso, en prosa.

   Dije que sus mejillas a la rosa          
prestaron su carmín; que no tan bella
fue la madre de Amor; llamela estrella,
cielo, sol, querubín, arcángel, diosa.

   ¡Mas hoy qué diferencia, cara amiga!
¡Tanto pueden los años!... ¡Ay! perdona
que tan amarga sequedad te diga:

   siempre que veo tu gentil persona
exclamo, cuando más, ¡Dios te bendiga!
y vuélvome tranquilo a mi poltrona.

Juan Nicasio Gallego