A un niño dormido

Duerme tranquilo inocente,
En el maternal regazo,
Y deja que admire atenta
Tu delicioso descanso.

¡Cuan brillante tu frente pura
entre tus rizos dorados
que en leves ondas descienden
a tu cuello de alabastro!

Pende con dulce abandono
a un lado tu diestra mano
y la otra de la mejilla
el peso sostiene blando.

Con razón tu tierna madre
con afanoso conato
por ti vela y te recata
cual su tesoro el avaro;

Que eres mas bello que el día
que entre nácar y amaranto
aparece en el Oriente
de luces vertiendo rayos.

¡Como reposa tranquilo,
¡Parece de nieve un ampo!
mirad que vaga sonrisa
mueve el carmín de sus labios.

Tal vez sueñe con su madre
recibir el beso caro;
tal vez a un ángel sonría
entre las nubes velado.

Duerme, duerme y que te halaguen
esos ensueños tan gratos
que a robarte su embeleso
se apresta el tiempo tirano.

Volando pasan los días,
veloces huyen los años,
a la fresca primavera
sucede el seco verano.

Y en pos suya se aproxima
el invierno adusto, helado,
que marchita cuanto toca
con su descarnada mano.

Ese pecho tan hermoso
cuyo cutis nacarado
Eleva el latir ligero
y brilla cual limpio lago.

Del viento de las pasiones
será bien presto agitado
y sus olas turbulentas
en ti mismo harán estrago.

Entonces, ay, tan tranquilo
no será, no, tu descanso
ni al blando seno materno
le pedirás dulce amparo.

Entonces, ay, el orgullo
el amor y los engaños,
la ambición y la codicia,
el temor y el sobresalto,

serán los ángeles puros
que velarán a tu lado
reproduciendo en tus sueños
de tu existencia los cuadros.

Y luego, ay, ante tu vista
cubierta por velo opaco
se eclipsará la esperanza
al lucir el desengaño.

Y verás llegar el tedio
de la saciedad en brazos
y del cáliz de la vida
gustarás el dejo Amargo.

Más silencio, nos e aleje
a tan funestos presagios
el ángel que te sonríe
mientras tu duermes soñando.

Duerme,si pobre inocente
prolonga tu sueño grato,
Por los ángeles mecido,
Por las brisas arruyado.



Antología (Poesía y Cartas Amorosas), Colección Austral, Prólogo y edición : Ramón Gómez de la Serna

Mi Mal


En vano ansiosa tu amistad procura
adivinar el mal, que me atormenta;
en vano, amigo, conmovida intenta
revelarlo mi voz a tu ternura.

Puede explicarse el ansia, la locura
con que el amor sus fuegos alimenta…
Puede el dolor, la saña más violenta,
exhalar por el labio su amargura.

Mas de decir mi malestar profundo,
no halla mi voz, mi pensamiento, medio,
y al indagar su origen me confundo:

pero es un mal terrible, sin remedio,
que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
que seca el corazón…¡En fin, es tedio!




Antología (Poesía y Cartas Amorosas), Colección Austral, Prólogo y edición : Ramón Gómez de la Serna