Unidad en Ella

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.



Vicente Aleixandre

Jardines Dolientes

Tú me mirarás llorando
--sera el tiempo de las flores--
tú me mirarás llorando,
y yo te diré: --No llores

Mi corazón, lentamente,
se irá durmiendo... Tu mano
acariciará la frente
sudorosa de tu hermano...

Tú me mirarás sufriendo,
yo sólo tendre pena;
tú me mirarás sufriendo,
tú, hermana, que eres tan buena.

Y tú me dias: --¿Qué tienes?
Y yo mirare hacia el suelo.
Y tú me dias: --¿Qué tienes?
Y yo miraré hacia el cielo.

Y yo me sonreiré
--y tu estarás asustada--,
y yo me sonreiré
para decirte: -- No es nada...



Juan Ramon Jimenez

Niña morena y ágil...

Fuente
Niña morena y agil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.

Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remanzos.

Niña morena y ágil, nada hacia tí me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.

Mi corazón sombrío te busca, sin embargo, 
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.


Pablo Neruda

Fue tu Alma....

No fueron tus divinos ojos, Ana,
los que al yugo amoroso me han rendido;
ni los rosados labios, dulce nido
del ciego niño, donde néctar mana;


ni las mejillas de color de grana;
ni el cabello, que al oro es preferido;
ni las manos que a tantos han vencido;
ni la voz, que está en duda si es humana.


Tu alma, que en tus obras se trasluce,
es la que sujetar pudo la mía,
porque fuese inmortal su cautiverio.


Así todo lo dicho se reduce
a solo su poder, porque tenía
por ella cada cual su ministerio.



Lupercio Leonardo de Argensola