Mi carta, que es feliz...

Mi carta, que es feliz, pues va a buscaros,
cuenta os dará de la memoria mía.
Aquel fantasma soy que, por gustaros,
jugó estar viva a vuestro lado un día.

Cuando lleve esta carta a vuestro oído
el eco de mi amor y mis dolores
el cuerpo en que mi espíritu ha vivido
ya durmiendo estará bajo unas flores.

Por no dar fin a la ventura mía,
la escribo larga... casi interminable...
¡Mi agonía es la bárbara agonía
del que quiere evitar lo inevitable!

Hundiéndose al morir sobre mi frente
el palacio ideal de mi quimera,
de todo mi pasado, solamente
esta pena que os doy borrar quisiera.

Me rebelo a morir, pero es preciso...
¡El triste vive y el dichoso muere!...
¡Cuando quise morir, Dios no lo quiso;
hoy que quiero vivir, Dios no lo quiere!

¡Os amo, sí! Dejadme que habladora
me repita esta voz tan repetida;
que las cosas más íntimas ahora
se escapen de mis labios con mi vida.

Hasta furiosa, a mí que ya no existo,
la idea de los celos importuna;
¡Juradme que esos ojos que me han visto
nunca el rostro verán de otra ninguna!

Y si aquella mujer de aquella historia
vuelve a formar de nuevo vuestro encanto,
aunque os ame, gemid en mi memoria;
¡Yo os hubiera también amado tanto!...

Mas tal vez allá arriba nos veremos,
después de esta existencia pasajera,
cuando los dos, como en el tren, lleguemos
de nuestra vida a la estación postrera.

¡Ya me siento morir!... El cielo os guarde.
Cuidad, siempre que nazca o muera el día,
de mirar al lucero de la tarde,
esa estrella que siempre ha sido mía.

Pues yo desde ella os estaré mirando;
y como el bien con la virtud se labra,
para verme mejor, yo haré, rezando,
que Dios de par en par el cielo os abra.

¡Nunca olvidéis a esta infeliz amante
que os cita, cuando os deja, para el cielo!
¡Si es verdad que me amasteis un instante,
llorad, porque eso sirve de consuelo!...

¡Oh Padre de las almas pecadoras,
conceded el perdón al alma mía!
¡Amé mucho, Señor, y muchas horas;
mas sufrí por más tiempo todavía!

¡Adiós, adiós! ¡Como hablo delirando,
no sé decir lo que deciros quiero!
¡Yo sólo sé de mí que estoy llorando,
que sufro, que os amaba... y que me muero!

Mientras por competir con tu cabello...

Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;

Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,

Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,

No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Luis de Góngora

SONETO XVII

Perdido ando, señora, entre la gente, 
sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida; 
sin vos, porque no sois de mí servida; 
sin mí, porque no estoy con vos presente;

sin ser, porque de vos estando ausente 
no hay cosa que del ser no me despida; 
sin Dios, porque mi alma a Dios olvida 
por contemplar en vos continuamente;

sin vida, porque ya que haya vivido, 
cien mil veces mejor morir me fuera 
que no un dolor tan grave y tan extraño.

¡Que preso yo por vos, por vos herido, 
y muerto yo por vos d'esta manera, 
estéis tan descuidada de mi daño!

Francisco De Figueroa

Canciones

Canciones

Desnuda en una queça,
lavando la fontana,
estaba la niña loçana,
las manos sobre la treça.

Sin  çarcillos nin sartal,
en una corta camisa,
fermosura natural,
la boca llena de risa,
descubierta la cabeza
como ninfa de Diana,
miraba la niña loçana
las manos sobre la treça.

Gómez Manrique

Con lilas llenas de agua

Con lilas llenas de agua,
le golpeé las espaldas.

Y toda su carne blanca
se enjoyó de gotas claras.

¡Ay, fuga mojada y cándida,
sobre la arena perlada!

-La carne moría, pálida,
entre los rosales granas;
como manzana de plata,
amanecida de escarcha.-

Corría, huyendo del agua,
entre los rosales granas.

Y se reía, fantástica.
La risa se le mojaba.

Con lilas llenas de agua,
corriendo, la golpeaba...


Juan Ramon Jimenez