Rima LXXXV

Para que los leas con tus ojos grises,
para que los cantes con tu clara voz,
para que se llenen de emoción tu pecho,
     hice mis versos yo.

Para que encuentren en tu pecho asilo
y les des juventud, vida y calor,
tres cosas que yo no puedo darles,
     hice mis versos yo.

Para hacerte gozar con mi alegría,
para que sufras tu con mi dolor,
para que sientas palpitar mi vida,
     hice mis versos yo.

Para poder poner antes tus plantas
la ofrenda de mi vida y de mi amor,
con alma, sueños rotos, risas, lágrimas,
     hice mis versos yo.

Gustavo Adolfo Bécquer

Rima LI

De lo poco de vida que me resta
diera con gusto los mejores años,
por saber lo que a otros
de mí has hablado.

Y esta vida mortal... y de la eterna
lo que me toque, si me toca algo,
por saber lo que a solas
de mí has pensado.

Gustavo Adolfo Bécquer

RIMA XXIII

Fuente
Por una mirada, un mundo; 
por una sonrisa, un cielo; 
por un beso... ¡Yo no sé 
qué te diera por un beso!

Gustavo Adolfo Bécquer

Soneto Desmayarse[...]

  Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso:

  no hallar fuera del bien centro y reposo,       
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:

  huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,                      
olvidar el provecho, amar el daño:

  creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.

Lope de Vega

Llama del Amor Viva

¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!,
matando muerte, en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras;
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

San Juan de la Cruz

SONETO V

Escrito está en mi alma vuestro gesto, 
y cuanto yo escribir de vos deseo; 
vos sola lo escribisteis, yo lo leo 
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto; 
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, 
de tanto bien lo que no entiendo creo, 
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros; 
mi alma os ha cortado a su medida; 
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuando tengo confieso yo deberos; 
por vos nací, por vos tengo la vida, 
por vos he de morir, y por vos muero.


Garcilaso de la Vega

Soneto

Quiénes se amaron como nosotros? Busquemos 
las antiguas cenizas del corazón quemado 
y allí que caigan uno por uno nuestros besos 
hasta que resucite la flor deshabitada. 

Amemos el amor que consumió su fruto 
y descendió a la tierra con rostro y poderío: 
tú y yo somos la luz que continúa, 
su inquebrantable espiga delicada. 

Al amor sepultado por tanto tiempo frío, 
por nieve y primavera, por olvido y otoño, 
acerquemos la luz de una nueva manzana, 

de la frescura abierta por una nueva herida, 
como el amor antiguo que camina en silencio 
por una eternidad de bocas enterradas.



Pablo Neruda

Oda a la belleza desnuda

Con casto corazón, con ojos 
puros, 
te celebro, belleza, 
reteniendo la sangre 
para que surja y siga 
la línea, tu contorno, 
para 
que te acuestes en mi oda 
como en tierra de bosques o en espuma: 
en aroma terrestre 
o en música marina. [...]

Tu cuerpo, en qué materia, 
ágata, cuarzo, trigo, 
se plasmò, fue subiendo 
como el pan se levanta 
de la temperatura, 
y señalò colinas 
plateadas, 
valles de un solo pétalò, dulzuras 
de profundo terciopelo, 
hasta quedar cuajada 
la fina y firme forma femenina? 

No sòlo es luz que cae 
sobre el mundo 
la que alarga en tu cuerpo 
su nieve sofocada, 
sino que se desprende 
de ti la claridad como si fueras 
encendida por dentro. 

Debajo de tu piel vive la luna.


Pablo Neruda

Ángela Adónica

Hoy me he tendido junto a una joven pura
como a la orilla de un océano blanco,
como en el centro de una ardiente estrella
     de lento espacio.

De su mirada largamente verde
la luz caía como un agua seca,
en transparentes y profundos círculos
     de fresca fuerza.

Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies,
     grandes y claros.

Un clima de oro maduraba apenas
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
     y oculto fuego.

Pablo Neruda

Del Amor Deseperado

La noche no quiere venir 
para que tú no vengas 
ni yo pueda ir.

Pero yo iré 
aunque un sol de alacranes me coma la sien. 

Pero tú vendrás 
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir 
para que tú no vengas 
ni yo pueda ir.

Pero yo iré 
entregando a los sapos mi mordido clavel. 

Pero tú vendrás 
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir 
para que por ti muera 
y tú mueras por mí.

Federico Garcia Lorca