Soledad

Soledad sabe una copla

que tiene su mismo nombre:

Soledad.


Tres renglones nada más:

tres arroyos de agua amarga,

que van, cantando, a la mar.


Copla tronchada, tu verso

primero, ¿dónde estará?


¿Qué jardinero loco,

con sus tijeras de plata

le cortó al ciprés la punta,

Soledad?


¿Qué ventolera de polvo

se te llevó la veleta,

Soledad?


¿O es que, por llegar más pronto

te viniste sin sombrero,

Soledad?


Y total:

¿qué mas da?

Tres versos: ¿para qué más?


Si con tres sílabas basta

para decir el vacío

del alma que está sin alma:

¡Soledad!


José María Pemán