La Rosa Blanca

¿Cuál de las hijas del verano ardiente,

cándida rosa, iguala a tu hermosura,

la suavísima tez y la frescura

que brotan de tu faz resplandeciente?


La sonrosada luz de alba naciente

no muestra al desplegarse más dulzura,

ni el ala de los cisnes la blancura

que el peregrino cerco de tu frente.


Así, gloria del huerto, en el pomposo

ramo descuellas desde verde asiento;

cuando llevado sobre el manso viento


a tu argentino cáliz oloroso

roba su aroma insecto licencioso,

y el puro esmalte empaña con su aliento.


Carolina Coronado