Entre los geranios rosas

¡Entre los geranios rosas, 
una mariposa blanca!

Así me gritó la niña, 
la de las trenzas doradas: 
-corre a verla, corre a verla, 
que se te escapa.

Por los caminos regados 
del oro nuevo del alba, 
corrí a los geranios rosas, 
¡y ya no estaba!

Volví entonces a la niña, 
la de las trenzas doradas. 
«No estaba ya», iba a decirle. 
pero ella tampoco estaba. 
A lo lejos, ya muy lejos, 
se oían sus carcajadas.

Ni ella ni la mariposa; 
todo fue una linda trama.

El jardín se quedó triste 
en la alegría del alba, 
y yo solo por la sola, 
calle de acacias.

Y esto fue mi vida toda: 
una voz que engañó el alma, 
un correr inútilmente, 
una inútil esperanza…

¡Entre los geranios rosas, 
una mariposa blanca!

José María Pemán